miércoles, 2 de febrero de 2011

El observador

Voy paseando por las calles de la ciudad. Calles llenas de gente, suciedad y repletas de coches, cada uno de ellos de un color diferente, llenos de artículos personales de los propietarios.
Me gusta vestir de una manera informal, generalmente con ropa deportiva, que haga que pase desapercibido a los demás. No es bueno que la gente se percate de mi presencia.
Últimamente he sido un poco descuidado y he conseguido centrar la atención en mi persona, por parte de las autoridades policiales. Seguramente no ayudó el hecho de que me llevara aquel Audi, con aquel bebé dentro. ¿Qué culpa tengo yo de que los padres sean tan descuidados?
Parece que la ciudad tiene vida propia. Pasan por ella multitud de personas con mucha prisa, haciendo sus encargos, trabajando, paseando, unos disfrutando de ella y otros a los que se les nota que nunca llegarán a encontrarse a gusto en la misma.
Paso muchas horas observando a las personas que me rodean, si no sería imposible percatarme del momento exacto en el que tengo que actuar.
Tengo ataques de ansiedad, puesto que nunca me había visto obligado a hacer esto por necesidad, pero me han dicho que si no consigo llevarles "otro" no podré volver a caminar libremente por esta vida de mierda.
Siempre me he considerado una persona afable, al que le gusta vivir la vida y disfrutar de todo lo que ésta ofrece. Iba a mi rollo y no molestaba a nadie, exceptuando a las personas que sufrían mis ¿cómo diríamos? pequeños robos por descuidos de sus propietarios que hacen que, de esa manera, aprendan a ser más cuidadosos con sus cosas. “Al fin y al cabo estoy haciendo un bien social”
Pero ésto es diferente, nunca he robado algo que conllevara el secuestro de bebés y que hiciera que estuviera dando un salto al vacío en lo que digamos es mi forma de vida.
Me engañaron, me dijeron que el bebé se lo devolverían a sus padres, depositándolo en algún sitio para que pudieran encontrarlo, pero he descubierto que no fue así, pues estuve pendiente de todas las noticias que salían en la prensa, radio, periódicos y televisiones y no conseguí escuchar nada relativo a la recuperación del mismo.
Ya está, se han dejado el coche abierto, siempre es lo mismo, se bajan y piensan “total, si es un momento para comprar el periódico o el tabaco de turno”.
Las llaves puestas, un buen motor, que hará que vuele con el coche y no puedan cogerme en un breve periodo de tiempo, para que me de tiempo a huir. Y el coche impecable, de este mismo año. Me voy a sacar una pasta pero con un extra. Lleva tapicería de cuero, color crema, madera por todas partes, GPS, Dvd, Mp3, techo solar, cambio automático, llantas de perfil bajo y lo más importante un…
¡Calla de una puta vez y duérmete, que enseguida llegaremos y te darán algo de comer para que dejes de berrear!
Mocoso asqueroso. Me está gustando esta nueva faceta de mi personalidad

1 ):

JCR dijo...

¡Qué sangre fría! pobre pequeño, pero es cierto, los descuidos abundan, sobre todo por las mañanas, pasas andando y compruebas que dentro de los coches, no de uno, ni de dos, de varios, se encuentran bebés solos, mientras los padres cruzan la calle para comprar el periódico o dejar al mayor en el colegio y lo más grave es que se encuentran mal aparcados, bueno no es que te de pistas de donde localizar objetivos, pero la próxima vez mira primero dentro, ya que el extra que incluye lleva recargo y el último coche que compré todavía estoy alimentándolo, crece, crece y cada vez pide más, además me llama papá, lo siento pero no he nacido para esto.
Firmado Alcapone.

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